Archivar como diciembre 2011

Elevadores

Elevadores de tijera o doble tijera.
Elevadores de potencia, intensidad y sonido.
Elevadores, montacargas o ascensores, como más nos guste llamarlos.
Elevadores de felicidad que no existen pero que necesitaremos en este 2012 que se aproxima.

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Felices fiestas

En mi casa, se aprovecha a que toda la familia se junte en Navidad para discutir. Somos pocos pero cuando mi hermana da voces, es como el megáfono de un Carrefour. Podría oírla desde el rincón más alejado de mi casa.

Creo que las broncas navideñas tienen otro color. Desde que mi abuela entra en mi casa, la tensión se mastica y parece maizena en la boca de cualquier persona resacosa. En definitiva, un drama con pedigrí.

Por eso, no hay año en el que mi portátil se quede en Madrid.

Lo dicho, felices fiestas a todos.

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Cuestión de pelotas

Tengo menos iniciativa que Ronald McDonalds en un vegetariano o lo que es lo mismo, Teresa Rabal en el INEM como carretillera. Así, sin más.

Cada uno sabe hacer lo que sabe hacer. Punto. Mejor o peor. El truco reside en explotar lo bueno y no quedar en ridículo por no saber cómo hacer la "o" con un canuto. Las cosas como son. Tampoco, es digno de admirar pero en los tiempos que corren, todo tiene un pase y hueco en el currículum vitae.

A veces, no se puede sacar más ni aprender a la ligera algo nuevo. Meditar. Decidir ser malabarista y que tus padres den por arruinadas sus ganas de verte licenciada en Derecho. ¡Angelicos! Pensaron que llegarías a ser como Ally McBeal y tu feliz con bolos, pelotas y narices de goma.

El problema es que ya no se anuncian tantos circos como antaño y los anunciados no son de la vieja escuela. Las fieras han sido domesticadas para tomar el té de las cinco o por el contrario, liberadas a su libre albedrío con la cabeza por orto.

Así funcionan las cosas. Al revés.

CocoRosieBy Your Side

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Confesiones de una borracha con iPhone

"Salir y beber nunca fue el rollo de siempre. Nos mintieron y caímos en la trampa. Nunca se lo perdoné a Extremoduro. No tenían razón. No, no era justo. Tampoco, volver a casa enfadada.

Salir y mirar a las personas. Observar. Beber. Mirar. Mirar. Mirar y dejar de hacerlo. Algo no funciona. Recordar. Saber que algo cambió un buen día. Vibrar con la certeza en los labios a punto de ser gritada. Anhelada. Desesperada. Drogada. En definitiva, frustrada por los pasos que no llevan más que a una estación cerrada.

Querer y no saber siempre fue ejercicio pendiente. Una de mis pequeñas taras. Quizás de las grandes. Posible caso de autoengaño. Fluir alterado por el propio fluir acojonado. Querer y poder era realidad del momento correctamente alimentado pero parecía que había caducado.

No es hora de escribir pero quizás tampoco de pensar que camino sola. Hace frío y no quiero andar sin hablar. Tengo en mi mano una lata de cerveza. Es la última. Esa que nunca debe beberse porque empeora todo. La mía me consuela. Me dice que soy gilipollas pero ya lo he oído a lo largo de toda la noche.

¿Qué hago con todo ésto? Soy un desastre pero ya lo sé. Lo he oído a lo largo de toda mi vida".

Yann Tiersen – La valse d'Amélie (Versión orquesta)

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Uno

Se levantó de la cama como pudo y tropezó con su propia preocupación buscando el interruptor de la luz a tientas. Tenía tantas ganas de volver a esconderse bajo el nórdico, que se marchó a la facultad con las zapatillas de estar por casa sin darse cuenta.

Aún daba vueltas por la habitación cuando se percató de las manchas de sangre del suelo pero resbaló igualmente. Comprobó las posibles magulladuras frente al espejo y no se reconoció con aquel enorme hueco ensangrentado. Sintió una gran angustia e intentó ahogarla en la ducha sin resultado.

Como cada mañana, miró el móvil y respiro hondo. Salió puntual de casa con su propia tormenta encima de ella como preludio de lo que aquel día nublado le esperaba. Era la viva imagen de una leve desesperación in crescendo.

Vestida de ojos tristes, vaqueros y con un abrigo de inexpresividad facial intentó jugar a saltar sus propios charcos pero no tenía fuerzas. Así que tuvo que escurrir su alma varias veces para poder seguir adelante.

Había sido una mala noche y sentía que la muerte la había tocado. Creía que comenzaba a marchitarse en este martes 13 final de año.

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Manías de estudiante

Mis apuntes siempre deben ser en negro y con trazo fino. Acepto subrayadores y bolígrafos rojos de tinta líquida para pequeñas puntualizaciones pertinentes. Bajo ningún concepto, el azul me inspira confianza para los apuntes aunque si es un bolígrafo BIC, para los exámenes siempre son bienvenidos.


Respecto al tema del papel, los folios deben ser de un blanco nuclear y con el mínimo grosor posible. Nada de ligeros amarillos que me recuerden los efectos del tabaco o cartulinas camufladas. El tema de folios de colores me horroriza por las lamentables combinaciones que pueden resultar.


Estoy de exámenes y en esta época las manías se apoderan de mi. Disculpen las molestias.

Explosions In The Sky – Your Hand In Mine

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Lento despertar

La persiana estaba bajada y aún no se colaba ningún rayo de sol cuando su voz comenzó a susurrar palabras a mi oído. Aquel extraño momento era tan real que casi podía tocarse en la oscuridad de mi fría habitación. El silencio más absoluto se rompía con mis leves murmullos.

Sus palabras acariciaron mi cuerpo aletargado. Rió con mis frases dormidas y las incongruencias, que
se caían de la boca, de quien tiene un lento despertar. Como una niña que asoma tímidamente los pies desnudos y abraza su alhomada preferida.

Y sin intención de abrir mis ojos sellados, sonreí al sentir el cálido abrazo de mi nórdico con aquella voz todavía presente en mi cabeza. Yo quise invitarla a dormir unos minutos más conmigo pero ya se había ido con su sonrisa dibujada en el rostro seguramente.

Patsy Cline – Crazy

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Elena

Se llama Elena y nunca deja de sonreír. Pocas veces se enfada y cuando lo hace, pronto vuelve a dibujársele la sonrisa. Su seriedad es tan divertida como el amplio repertorio de gestos y palabras inventadas que puede llegar a usar en una misma conversación.

Ella es, simplemente, despistada. Tanto es así, que olvidó su tristeza en alguna caja extraviada de sus múltiples mudanzas. Vive en una burbuja de servilletas con estampados imposibles, canciones tarareadas y pantalones rotos con pinceladas de historias pasadas.

Además, posee un ejército de calcetines huérfanos que mima y empareja según su despertar. Su creatividad y optimismo la levanta todas las mañanas y no duda en compartirlo con los demás.

Elena es de esas personas que se emociona con las pequeñas cosas, da monedas a músicos callejeros y resuelve los problemas de ancianos con las nuevas tecnologías a pie de calle. Ella conserva la humanidad que las grandes ciudades roba.

Su corazón es tan grande y enigmático como la energía que desprenden sus ojos al escuchar u observar. Hablar de sus dos pequeños diamantes es perderse en un sinfín de tonalidades que varían sin previo aviso. Sus pupilas son tan grandes como agujeros negros.

En definitiva, electrifica todo aquello que toca e hipnotiza con tan sólo mirarte.

Beirut – Nantes

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Dos sílabas

Durante mucho tiempo, fue una prolongación de mi ser. Si me sentía alma errante, siempre estaba ahí. Escuchaba cuántas sandeces salían por mi boca y con la maleta lista para huir. Me dejaba soñar sin apenas decir nada. Siempre sonreía y observaba todo a su alrededor. No sé si le gustaba dormir conmigo. Nunca se quejó y siempre me dejó hacerlo. Olvidé si roncaba, hablaba en sueños, se movía demasiado en la cama o si respiraba fuerte. No me importaba nada. Conoce gran parte de mi errores y defectos. Conoce mis miedos, logros y sueños. Sabe los nombres de las personas que me rompieron el corazón. Me ayudó en mis intentos de reconstruirlo infinidad de veces. Su nombre carece de importancia pero es uno de los grandes tesoros que tengo en esta vida.

Bonobo – Eyesdown

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