A veces me despierto con la boca seca y sobresaltada después de haberte tenido tan cerca. Sí, en mis sueños. Tan real que solo de pensarlo me entran escalofríos.
La mayoría de las veces me siento sola al despertar aunque gana más la tristeza. Supongo que no ayuda el hecho de darme la vuelta y no encontrarte. Me enfada saber el resultado al despertar.
Tú no estarás y no habrá un gruñido o frase somnolienta que me haga meter la cabeza entre tu pecho para respirarte el alma y volverme a dormir.
Y aquí estoy, sumergida con mi psicólogo y móvil en mano a las 5.08 de la mañana. Parece mentira que esté escribiéndote para alargarte en tus viajes nocturnos por mi mente. Romántico, ¿verdad?
Me pregunto qué harás todavía por aquí y por qué no te da la locura de venir a arroparme un poco.
La mayoría de las veces me siento sola al despertar aunque gana más la tristeza. Supongo que no ayuda el hecho de darme la vuelta y no encontrarte. Me enfada saber el resultado al despertar.
Tú no estarás y no habrá un gruñido o frase somnolienta que me haga meter la cabeza entre tu pecho para respirarte el alma y volverme a dormir.
Y aquí estoy, sumergida con mi psicólogo y móvil en mano a las 5.08 de la mañana. Parece mentira que esté escribiéndote para alargarte en tus viajes nocturnos por mi mente. Romántico, ¿verdad?
Me pregunto qué harás todavía por aquí y por qué no te da la locura de venir a arroparme un poco.
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