La persiana estaba bajada y aún no se colaba ningún rayo de sol cuando su voz comenzó a susurrar palabras a mi oído. Aquel extraño momento era tan real que casi podía tocarse en la oscuridad de mi fría habitación. El silencio más absoluto se rompía con mis leves murmullos.
Sus palabras acariciaron mi cuerpo aletargado. Rió con mis frases dormidas y las incongruencias, que se caían de la boca, de quien tiene un lento despertar. Como una niña que asoma tímidamente los pies desnudos y abraza su alhomada preferida.
Y sin intención de abrir mis ojos sellados, sonreí al sentir el cálido abrazo de mi nórdico con aquella voz todavía presente en mi cabeza. Yo quise invitarla a dormir unos minutos más conmigo pero ya se había ido con su sonrisa dibujada en el rostro seguramente.
Patsy Cline – Crazy
Sus palabras acariciaron mi cuerpo aletargado. Rió con mis frases dormidas y las incongruencias, que se caían de la boca, de quien tiene un lento despertar. Como una niña que asoma tímidamente los pies desnudos y abraza su alhomada preferida.
Y sin intención de abrir mis ojos sellados, sonreí al sentir el cálido abrazo de mi nórdico con aquella voz todavía presente en mi cabeza. Yo quise invitarla a dormir unos minutos más conmigo pero ya se había ido con su sonrisa dibujada en el rostro seguramente.
Patsy Cline – Crazy
Publicar un comentario