Acostumbrada al no, luché la media afirmación como si el final de mis días se acercase. Simplemente por cabezonería y por la curiosidad de sentir una última vez reflejada en el brazo.
Un giro inesperado en la trama que resonaba a una negación tan grande como un eco infinito que no pierde fuerza. Una ilusión que existe y otros quieren apresarla para borrarla. Sí pero no.
Me esforcé como aquella vez que aún recuerdo nítidamente. Observé detenidamente cada una de las palabras que acariciaban y golpeaban mis oídos dependiendo de la procedencia del aire. Hice de la sordera mi nuevo ritmo al caminar.
Un giro inesperado en la trama que resonaba a una negación tan grande como un eco infinito que no pierde fuerza. Una ilusión que existe y otros quieren apresarla para borrarla. Sí pero no.
Me esforcé como aquella vez que aún recuerdo nítidamente. Observé detenidamente cada una de las palabras que acariciaban y golpeaban mis oídos dependiendo de la procedencia del aire. Hice de la sordera mi nuevo ritmo al caminar.
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