El sábado pasado me levanté de resaca y con México en la cabeza. Tenía mal cuerpo como resultado de las copas de ron, cervezas y chupitos de tequila que había tenido el valor de tomarme. Necesitaba urgentemente agua pero la cocina sentía que estaba a años luz.
Había comenzado a festejar mi cumpleaños dos días antes de la fecha señalada y moría lentamente. No sé si los achaques de la edad comenzaban a ser palpables pero desde luego, los años no me habían enseñado a no mezclar alcohol para evitar resacas infernales.
Me arrastré como pude al sofá y encendí el ordenador esquivando cualquier rayo de luz que entrase por la terraza. Mi estado dejaba mucho que desear pero aún no había tocado fondo y mis padres, milagrosamente, se habían ido a pasar el fin de semana a la casa de campo.
Casi por arte de magia, entré en la página Web de Royal Dutch Airlines como llevaba haciendo semanas. Comprobé por vigésima vez mi itinerario y sin pensarmelo más, completé el proceso de reserva de mi billete de avión a México.
Me quedan 38 días para comenzar con una nueva etapa y ganas e ilusión puedo asegurar que no me faltan.
Pendulum – The Island - Pt. I
Había comenzado a festejar mi cumpleaños dos días antes de la fecha señalada y moría lentamente. No sé si los achaques de la edad comenzaban a ser palpables pero desde luego, los años no me habían enseñado a no mezclar alcohol para evitar resacas infernales.
Me arrastré como pude al sofá y encendí el ordenador esquivando cualquier rayo de luz que entrase por la terraza. Mi estado dejaba mucho que desear pero aún no había tocado fondo y mis padres, milagrosamente, se habían ido a pasar el fin de semana a la casa de campo.
Casi por arte de magia, entré en la página Web de Royal Dutch Airlines como llevaba haciendo semanas. Comprobé por vigésima vez mi itinerario y sin pensarmelo más, completé el proceso de reserva de mi billete de avión a México.
Me quedan 38 días para comenzar con una nueva etapa y ganas e ilusión puedo asegurar que no me faltan.
Pendulum – The Island - Pt. I