Era jueves y salí a trompicones de casa. Hacía sol pero mi cuerpo aún no se había despertado. La primavera se rumoreaba que había comenzado. Yo aún sentía frío en los huesos y desconfiaba de las buenaventuras que se predicaban sobre el buen tiempo.
Si conseguía echarle valor y mirarme al espejo, vería mi cuerpo envuelto en escarcha. Aún era invierno. Todavía seguía encendiendo la calefacción y acurrucándome bajo el nórdico. En mi espalda, una almohada que se esmeraba cada noche en mejorar su interpretación con aquel triste papel de sustitución.
Me sumergí en el Metro esperando no tener que correr de nuevo para entrar en el vagón en el último momento. Los auriculares taponaban mis oídos mientras yo hacía malabares con mis ojeras y pensamientos trasnochados. Aún las controlaba en el aire cuando los primeros acordes comenzaron a sonar.
Fue entonces cuando aquel piano me clavó centenares de alfileres que no supe ver venir. Sentí escalofríos subir por la espalda y la congoja apretarme el cuello contra el cristal. De repente, Banco de España. Mi parada. El tiempo se espesó. Los ojos comenzaron a encharcarse y la ropa comenzó a molestarme.
Mi propio agobio me sacó de allí subiendo los escalones de dos en dos como si el mismísimo diablo me persiguiese. Lloraba sin consuelo. Conocedora del maldito castigo que tenía bajo el abrigo. Aquel sentimiento roto no era más que un fantasma que ahora, bajo mi piel haría regresar la oscuridad.
Corner Chris – You're the Conversation (I'm the Game)
Si conseguía echarle valor y mirarme al espejo, vería mi cuerpo envuelto en escarcha. Aún era invierno. Todavía seguía encendiendo la calefacción y acurrucándome bajo el nórdico. En mi espalda, una almohada que se esmeraba cada noche en mejorar su interpretación con aquel triste papel de sustitución.
Me sumergí en el Metro esperando no tener que correr de nuevo para entrar en el vagón en el último momento. Los auriculares taponaban mis oídos mientras yo hacía malabares con mis ojeras y pensamientos trasnochados. Aún las controlaba en el aire cuando los primeros acordes comenzaron a sonar.
Fue entonces cuando aquel piano me clavó centenares de alfileres que no supe ver venir. Sentí escalofríos subir por la espalda y la congoja apretarme el cuello contra el cristal. De repente, Banco de España. Mi parada. El tiempo se espesó. Los ojos comenzaron a encharcarse y la ropa comenzó a molestarme.
Mi propio agobio me sacó de allí subiendo los escalones de dos en dos como si el mismísimo diablo me persiguiese. Lloraba sin consuelo. Conocedora del maldito castigo que tenía bajo el abrigo. Aquel sentimiento roto no era más que un fantasma que ahora, bajo mi piel haría regresar la oscuridad.
Corner Chris – You're the Conversation (I'm the Game)
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