Ayer, hoy, mañana y punto

A veces escribo tan “para mi” que todo parece tener sentido en mi cabeza en un momento dado. Sin embargo, visto desde fuera es un caos y una confusión de palabras y frases negativas difíciles de entender si no es con notas al pie de página. Supongo que es una certeza con el suficiente peso como para descartar la idea de escribir un libro.


Imagino que siempre he sido muy obtusa a la hora de hacerme de entender. Mis palabras cobran sentido en mi cabeza pero a la hora de arrojarlas al vacío, comienzan a sentir miedo. Se aferran a mis labios con tal de vivir un día más en el equilibrio mental que se encontraban y comienza el show de la niña “tartaja”.

No es complicado recordar algún episodio durante mi vida donde me he quedado con la mente en blanco. Sin ir más lejos, casi la totalidad de presentaciones orales en clase las he realizado como si fuese tartamuda y he tenido que sentarme debido al bloqueo. Creo que sólo en dos ocasiones no he sucumbido al pánico y conseguí no avergonzarme de esta limitación.

Sí, yo también tengo limitaciones. Más de las que puedo recordar y me gustaría. Posiblemente, si fuese tratada por un psicólogo descubriría que es algo que tiene que ver con el tema de la aprobación por el resto, mi infancia o también, por el hecho de ser una persona jodidamente perfeccionista. La verdad es que podríamos valorar que sea un cóctel de todas ellas.

Éste es mi blog personal, muchos de los que leéis, tenéis la suerte o desgracia de conocerme personalmente. En numerosas ocasiones, podéis haber sido inspiración o víctimas de mis propios escritos y os pido perdón por el daño que he podido ocasionar. Exceptuando, el cuchillo titulado como “Siempre han existido clases” y aquellos bajo la categoría “Teléfono de aludidos” porque los escribí de todo corazón.

Ayer tomé la determinación de eliminar el primer post desde hacía mucho tiempo. Creo que fue un error catastrófico publicarlo sin estar segura de que ese escrito no fuese producto de un mal día en el trabajo y de alguna mala hierba que comenzaba a brotar llamada miedo.

Supongo que mis pensamientos eran menos hirientes cuando los tenía en la cabeza y parecían de menor complejidad. Al sacarlos, se corrompieron y llegaron a deformarse hasta convertirse en un monstruo que no reflejó en absoluto la realidad de mis reflexiones.

Me siento avergonzada y siendo consciente de mi error, te ruego que me perdones. Porque si me paro a pensar lo único que tengo claro y creo que puedo decir sin sentir miedo es que “su ombligo es el único que me gusta de verdad”. Ayer, hoy, mañana y punto.

Escrito en . Guardar el enlace permanente. RSS feed para esta entrada.

Buscador

Swedish Greys diseñado por Nordic Themepark y modificado por Marta Cañizares para "La niña de las sombras".