El tiempo es un arma que no tiene rival por mucho que se investigue sobre una ficticia eterna juventud o cómo viajar a través de él. El tiempo es incorregible y nunca descansa. El tiempo mata la esperanza y nos muestra la realidad como es.
No quiero ser joven pero tampoco adulta.
No quiero responsabilidades que mermen mi actividad pero no quiero renunciar a mi independencia.
No quiero vivir más pero tampoco deseo morir.
Siento que el tiempo me engaña. Me hace alucinar con una vida que nunca termina de cuajar. Se mezcla en mi interior y se desinfla al salir como si de un bizcocho se tratase. ¿Por qué?
No hay receta mágica ni cocinero que consiga hacerlo mejor que otros. Y es que no hay nada que, a día de hoy, me haga mirar el reloj y celebrar el movimiento rutinario de un minutero insaciable.
No quiero ser joven pero tampoco adulta.
No quiero responsabilidades que mermen mi actividad pero no quiero renunciar a mi independencia.
No quiero vivir más pero tampoco deseo morir.
Siento que el tiempo me engaña. Me hace alucinar con una vida que nunca termina de cuajar. Se mezcla en mi interior y se desinfla al salir como si de un bizcocho se tratase. ¿Por qué?
No hay receta mágica ni cocinero que consiga hacerlo mejor que otros. Y es que no hay nada que, a día de hoy, me haga mirar el reloj y celebrar el movimiento rutinario de un minutero insaciable.
Publicar un comentario