Hablamos de amistad sin saber lo que ello implica en numerosas ocasiones y es que con el Chonismo desatado (véase "Choni" en Google) hasta de debajo de las piedras encuentras amigos de verdad, primas, hermanos y un sinfín de bonitas palabras que más bien son una absurda tapadera.
Madrid debe haberme arrebatado la poca humanidad que albergaba. Lo justo y necesario para reírme de todo el circo que me rodea. Y es que el día menos pensado me subo a una silla y me pongo a gritar: "Pasen y vean".
No vengo a decirle a cada uno el lugar que ocupa, pero al menos si que se lo replantee seriamente porque como diría mi abuela: "Quiero hechos, no palabras" y últimamente, la gente peca en vano.
¿Cansada? Diría que más bien anonadada o saturada con la brillante información con la que se deleitan mis oídos día tras día. ¿Decepcionada? En absoluto, cada uno responde ante Dios sobre sus actos y si tu comportamiento fue de jardín de infancia luego no se aceptan reclamaciones.
Predicamos para oídos sordos, interpretamos para ojos que no quieren ver, dialogamos con labios sellados y a lo tonto, me canso de repetir tantas veces la misma cantinela.
Será la edad que me pasa factura y me hace ser una persona menos paciente con las gilipolleces o que piensa que la falta de costumbre en el ser humano de prestar atención es motivo de cárcel.
Las personas hablan desconociendo definiciones y pregonan a los cuatro vientos palabras huecas que asombran a todo aquel con dos dedos de frente. La ignorancia es gratuita al igual que la confianza que hoy echo de menos en muchas personas.
Madrid debe haberme arrebatado la poca humanidad que albergaba. Lo justo y necesario para reírme de todo el circo que me rodea. Y es que el día menos pensado me subo a una silla y me pongo a gritar: "Pasen y vean".
No vengo a decirle a cada uno el lugar que ocupa, pero al menos si que se lo replantee seriamente porque como diría mi abuela: "Quiero hechos, no palabras" y últimamente, la gente peca en vano.
¿Cansada? Diría que más bien anonadada o saturada con la brillante información con la que se deleitan mis oídos día tras día. ¿Decepcionada? En absoluto, cada uno responde ante Dios sobre sus actos y si tu comportamiento fue de jardín de infancia luego no se aceptan reclamaciones.
Predicamos para oídos sordos, interpretamos para ojos que no quieren ver, dialogamos con labios sellados y a lo tonto, me canso de repetir tantas veces la misma cantinela.
Será la edad que me pasa factura y me hace ser una persona menos paciente con las gilipolleces o que piensa que la falta de costumbre en el ser humano de prestar atención es motivo de cárcel.
Las personas hablan desconociendo definiciones y pregonan a los cuatro vientos palabras huecas que asombran a todo aquel con dos dedos de frente. La ignorancia es gratuita al igual que la confianza que hoy echo de menos en muchas personas.
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