De brunch a beer y tiro porque me toca...

Es domingo y la verdad es que si alguien me pregunta cómo lo he pasado este fin de semana no puedo decir gran cosa puesto que estoy más afónica que Colombo después de un afterhours en el que sirven garrafón hecho a base de matarratas.

Este fin de semana ha sido brutal, brutal y más brutal. Los planes salían solos sin yo hacer mucho más, tan sólo debí sentarme y esperar a que los etílicos viniesen a mí como el bonito reencuentro entre Heidi y su querido abuelo.

El viernes fue extraño no salir con mis pequeñas italianas, la verdad es que esperar cierta llamada fue una pérdida de tiempo muy grande pero en fin, aprendo rápido y tampoco estuvo mal quedarse en casa con Ana viendo un programa de Cuatro el cual sigue provocándome demasiada gracia y espanto. Recuerdo que era un documental de la "dura" vida de un minusválido que era virgen a la edad de treinta aproximadamente y claro, quería tener novia y hacer el amor. ¿El problema? Pues que sólo podía hablar, su cuerpo era como un adorno, pero el principal problema, es que este pequeño hombrecillo era un pervertido en potencia.

Después de mucho buscar y buscar, se junta con un ciego que me recordaba al Cara Lumbre (véase mi etapa trabajando en Indra) y un filipino en silla de ruedas que bueno, era el más decente de aquellos tres mosqueteros. El caso es que para dar rienda suelta a su pasión deciden irse nada más y nada menos que a Girona a un club de alterne. Si, he dicho club de alterne, puticlub, prostíbulo... a pagar para ser desvirgados y sentirse hombres de una vez por todas. Aunque poca novia iba a encontrar ahí nuestro amigo.

Después de risas descontroladas por mi parte y por la de Ana, el programa de los "tullidos" ha supuesto un antes y un después en mi vida, ahora no les veo como minusválidos sino como personas que albergan una mente calenturienta y pervertida, que almacenan pornografía en sus ordenadores y que deben ser prodigiosos usando la lengua.

El sábado fue un día muy bohemio, lo que empezó con un brunch en casa de mi jefe se convirtió con el paso de las horas, en discusiones sobre el lenguaje, el Esperanto, Interpol, Editors, hijos y apellidos varios a causa del grado de alcohol que ya corría por nuestras venas. Salí de su casa con una gran sonrisa en mi cara debido al estupor que tenía encima y me monté en un autobus con la señorita T sin darme cuenta de que sospechosamente iba dirección contraria a mi casa y así, evidentemente, no llegaría jamás.

Señorita T al igual que yo, no queríamos terminar una noche tan fantástica como aquella y sentadas en un banco de Cibeles, nos pusimos a beber cerveza mientras veíamos a la gente correr como si les fuese la vida en ese búho, hablando sobre unas vidas truncadas por los amores, trabajos basura y sueños inalcanzables que se hacen alcanzables dependiendo del tamaño de tu boca.

Y vuelvo a decir lo mismo que antaño, que todo el mundo tiene una historia que contar, que le hace salir de su esquema y mostrar la humanidad que lleva dentro y porque no todo lo que reluce tiene porque ser oro.

Anoche entre tantas llamadas y proposiciones quería comerme el mundo y así fue. He decidido dejar de beber tanto, porque no es plan de preocupar a mi pequeña Mariangela, y que quiera venir a recogerme a Tirso de Molina porque la llamo borracha perdida y le hablo en mil y un idiomas, de verdad que dejo de beber tanto porque hoy al ver dónde he amanecido se me ha caído un mito muy grande, encima no encontraba mis cosas y me ha dado por reír cuando he abierto los ojos. El próximo día me quedo a desayunar sin pensarmelo dos veces.

Llevo todo el fin de semana sin ver a Maura, estoy preocupada, si la ven por la calle, díganle que la queremos y que vuelva pronto a la Casa Roja, aunque quizás es mejor que no vea la mierda que se acumula en la cocina porque eso de cocinar y limpiar no parece que terminen de ser términos que puedan ir juntos a todas partes. Maura ha muerto a manos del fantasma del culete, el cual persigue a Mariangela sin descanso o quizás ha sido asesinada por La Camorra. No lo se, pero estoy preocupada.

Me voy de compras con Mariangela a Fuencarral. Adoro dominguear el primer fin de semana de mes =)

Desde hoy, de brunch a beer y tiro porque me toca...

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