Caminaba con las manos en los bolsillos del abrigo. Leía citas en el suelo aunque nunca las terminaba. Sus zapatos mojados marcaban el paso de aquella silenciosa calle. Miró al cielo y no le gustaron las nubes de divisó. El sol comenzaba a desperezarse a través de sus gafas sucias. Entornó los ojos y sonrío mientras le decía a su cabeza palabras que sólo ella comprendería al día siguiente.
No se percató que ya era mañana.
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