Hambre de piel

Mente y cuerpo se funden en un abrazo privado. Lejos de posibles miradas indiscretas. Oscuridad que ciega los ojos de dos siluetas próximas. Se detiene el tiempo y el ruido de la calle cesa por completo.

Respiración acelerada, caliente y tan cercana que acaricia el cuello. Palabras entrecortadas y susurradas a unos labios que aguantan las ganas. A duras penas. Hambre de piel.

Manos que miran e interpretan senderos. Dedos que exploran nuevas texturas. Caminos inexorables hacia una locura desenfrenada. Exhalaciones cada vez más fuertes. Hambre de contacto.

Movimientos acompasados, sucios y primitivos. Ropa que quema, que se destierra con desprecio a un rincón de aquella habitación y desata la furia de dos animales hambrientos. Ganas y más ganas.

Manos rápidas que se vuelven precisas y exigentes. Sudor que resbala por la frente. Gritos consentidos y enmudecidos en la almohada. Mordiscos que silencian palabras y tatúan las ganas aún contenidas en la espalda. Éxtasis compartido.

Sentidos cómplices del caos. Electricidad transmitida con las yemas de los dedos. Locura justificada y calor infernal que se mastica. Aliento que pide una tregua sin saber que el gusto aún está por llegar.

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One Response to Hambre de piel

Piantada dijo...

una tregua...

a mi me somatiza la respiración, pensé que a esta altura de mi relación cosas como su respiración rasguñando mi piel no lograria los mismos beneficios.


vah... meros escalofrios en donde siento congelado el cuerpo y la mente, y solo me dedico a que mi cuerpo sienta.


Biquiños =)

hermoso escrito

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