Si me gustasen las experiencias fuertes, me hubiese rapado el pelo al número 2 y quizás me hubiese teñido de verde flúor en la parte de atrás de un coche que va a 200 kilómetros por hora en una carretera secundaria.
Mientras, la conductora se haría un piercing en el clítoris y de fondo, se escucharía Doe Deer de Crystal Castles a un volumen ensordecedor a la vez que millones de fotografías Polaroid inmortalizarían el momento para porteriormente, terminar arrojadas por la ventanilla a su suerte.
La escena sería tan memorable y digna para el recuerdo que quién tuviese valor para negarlo, mentiría y tendríamos que cortarle los huevos para después colgarlos del retrovisor a modo de decoración.
Crystal Castles – Doe Deer
Mientras, la conductora se haría un piercing en el clítoris y de fondo, se escucharía Doe Deer de Crystal Castles a un volumen ensordecedor a la vez que millones de fotografías Polaroid inmortalizarían el momento para porteriormente, terminar arrojadas por la ventanilla a su suerte.
La escena sería tan memorable y digna para el recuerdo que quién tuviese valor para negarlo, mentiría y tendríamos que cortarle los huevos para después colgarlos del retrovisor a modo de decoración.
Crystal Castles – Doe Deer
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