'Teléfono de aludidos' [Parte III]

Queridos Reyes Magos:

Se que no es manera de empezar una carta así, pero pese a mis negocios turbulentos me he portado bien. Sin embargo, no podría decir lo mismo de ustedes. Así que sin más preámbulos les he apuntado en la lista vigente de mentirosos que llevo conmigo a todas partes. Felicidades son los décimos terceros.

Siento ser tan directa, pero aún no he recibido mi regalo del año pasado y he de suponer que el de este año al ser más o menos lo mismo que el anterior tampoco lo recibiré. No obstante, me mantendré a la espera como hago con los asuntos importantes de mi vida. Armarme de paciencia hasta los dientes para nada.

Me he esforzado en no perder la ilusión ni la fe, pero desde luego creo que ya he pasado demasiado tiempo saliendo del trabajo con la ilusión en la cara y darme la hostia con el cristal de la puerta que me devolvía a la realidad. Pero es que las buenas costumbres nunca se olvidan.

Me parece asombroso que aún me mantenga optimista después de ver como mi madre hace frente a un cáncer que la ha desmoralizado en cuestión de segundos. ¿Qué tipo de reyes os creéis que sois? Ni siquiera pudisteis subsanar a una familia que enfermaba poco a poco y si me mantengo a flote no es por el apoyo de nadie, porque esta visto quién viene, quién va y a dónde.

Así que sin más divagaciones que añadir y bajo una reflexión mínima pero intensa, redactaré el listado de regalos que al cabo del año deberéis traerme como manda la tradición, porque si, porque este año me lo merezco y porque el 2008 es digno de olvidar por la multitud de encuentros en la vigésima tercera fase (por decir alguna).

  • Una bomba para exterminar a todos aquellos personajes que aguardan (sin saberlo) su dramático destino en mi odiada lista.
  • Salud para mi madre porque aún le quedan muchas cosas por hacer.
  • Un corazón metálico para no sufrir y ahorrar en tiritas y costuras.
  • Un suicidio colectivo para todos los que se declaran homofóbicos, porque de gilipollas ya está el cupo lleno y hay que ir haciendo hueco.
  • Fuerza para escribir una carta y despedirme sin más de todo por lo que un día estuve dispuesta a defender.

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One Response to 'Teléfono de aludidos' [Parte III]

Kenji dijo...

· Alguien que te apoye en todo momento moralmente.
· Alguien que te ayude a pasar el rato en momentos amargos.
· Una muñeca vudú, para hacerle putadas a seres odiados (que sean un puñado que yo también quiero unos cuantos).
· Una lampara con genio (o genia) y que no sean de los chinos, que siempre te joden la fiesta cuando más lo necesitas.
· Alguien dulce al lado para los momentos pastelosos, y otra persona, o la misma, para poder pasar el frio del invierno y las lluvias de la primavera.

Seguro que más tarde se me ocurren más cosas.

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