Hago tiempo para la hora de comer y marcharme al trabajo. Afónica y con una mucosidad verde que hasta Hulk envidiaría pienso presentarme en Emergia.
La cuestión es que voy a ir aunque sea por no volver a visitar a mi médico porque milagroso es el mes en el que no figure, al menos, un día de baja en mi historial clínico y no quiero que vuelva a mirarme de forma sospechosa, que yo no robo a nadie.
El caso es que llevo toda la mañana trasteando con Spotify feliz de la vida. Buscando música, recuperando grupos de mi adolescencia, creando listas de reproducción mientras de reojo, vigilo a mi pobre iPod que esta enfermo.
Parece haber sufrido un colapso quedándose encendido y con la canción Living Darfur de Mattafix congelada. Tengo miedo. Últimamente, parece que me han robado la suerte y la tecnología me detesta.
Pero da igual, he eliminado mi perfil de MySpace y Facebook, he limpiado mi cuenta de Tuenti de contactos y la he restringido sólo para los amigos que se han librado del botón de "Borrar".
La verdad es que me siento bastante optimista y con regalos tan grandes como una servilleta mecanografiada y una pegatina de playmóviles decorando a Gamusino me siento afortunada. Aunque me sigo avergonzando del momento euforia en el que mis contactos del móvil son víctimas de incoherencias y declaraciones varias.
No puedo hacer nada, hay cosas que nunca cambian.
La cuestión es que voy a ir aunque sea por no volver a visitar a mi médico porque milagroso es el mes en el que no figure, al menos, un día de baja en mi historial clínico y no quiero que vuelva a mirarme de forma sospechosa, que yo no robo a nadie.
El caso es que llevo toda la mañana trasteando con Spotify feliz de la vida. Buscando música, recuperando grupos de mi adolescencia, creando listas de reproducción mientras de reojo, vigilo a mi pobre iPod que esta enfermo.
Parece haber sufrido un colapso quedándose encendido y con la canción Living Darfur de Mattafix congelada. Tengo miedo. Últimamente, parece que me han robado la suerte y la tecnología me detesta.
Pero da igual, he eliminado mi perfil de MySpace y Facebook, he limpiado mi cuenta de Tuenti de contactos y la he restringido sólo para los amigos que se han librado del botón de "Borrar".
La verdad es que me siento bastante optimista y con regalos tan grandes como una servilleta mecanografiada y una pegatina de playmóviles decorando a Gamusino me siento afortunada. Aunque me sigo avergonzando del momento euforia en el que mis contactos del móvil son víctimas de incoherencias y declaraciones varias.
No puedo hacer nada, hay cosas que nunca cambian.
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