Cuando era pequeña me gustaba tumbarme en el suelo y estirar el brazo intentando tocar el techo. Si guiñaba un ojo podía coger entre mis dedos todo aquello que me propusiese. Me sentía enorme pudiendo atrapar lámparas, cuadros y otros objetos casi sin esfuerzo.
Hoy, vuelvo a estar tumbada en el suelo. La diferencia es que han pasado muchos años y no me siento tan grande como antaño. Pero sí, puedo seguir cogiendo cosas con tan sólo dos dedos. Por ejemplo, mi corazón. Aunque no hace falta que guiñe ningún ojo.
Kaki King – Yellowcake
Hoy, vuelvo a estar tumbada en el suelo. La diferencia es que han pasado muchos años y no me siento tan grande como antaño. Pero sí, puedo seguir cogiendo cosas con tan sólo dos dedos. Por ejemplo, mi corazón. Aunque no hace falta que guiñe ningún ojo.
Kaki King – Yellowcake
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