'Teléfono de aludidos' [Parte II]

No es que sea un domingo cualquiera, sino el último día del Señor de un mes que muchos calificarían como voraz y que yo en cambio, recordaré como arrebatador. Comencé el mes en Torino, a mediados me teletransporté a Mordor y lo finalizo con un armario que no encuentra percha libre para la cantidad de ropa que se acumula en bolsas por mi pequeña pero armoniosa habitación a la que tanto adoro.

Podríamos decir que estoy de buen año, podriamos decir que el frío espabila mis neuronas y me convierte en un ser frío y calculador en base a mis movimientos, y es que se podrían decir tantas cosas de una persona que oficialmente se encuentra decepcionada de tanta gente, que quizás, al finalizar la entrada se pueda también añadir el calificativo de pordiosera, verdulera o también, maleducada.

Sinceramente estoy hasta el coño de la incomprensión "amigable" que surge al no poder compartir minutos conmigo, y es que mi vida en Madrid es todo menos tranquila y apaciguada. El estrés, las prisas y el House me mantienen alerta y a veces siento que juego al escondite con la Policía o algo parecido. Ahora no hay nadie a quién culpar de mi ausentismo y os perdéis en vuestros propios pensamientos divagando el porqué de todo este comportamiento, de mi cambio radical, de un desamor amigable que, siento admitir entre risas, nunca fue amor.

No soy famosa pero mi mente se siente así y se comporta a veces como tal. En el fondo, todos somos protagonistas de nuestra propia realidad y no voy a cancelar planes si con ellos me codeo de la sociedad de alta alcurnia ciudarraleña. Siempre hubo prioridades. Mi cuaderno organiza mi agenda, mi agenda organiza mis citas y mis citas ya están confirmadas para esta primera semana de mes, Diciembre. ¿Huecos? Siempre hay, sería absurdo negarlos, o se pueden hacer, otra cosa es que me agrade.

¿Qué se llama egocéntrismo, egoísmo o toda palabra que proviene del latín ego? Si, lo siento pero últimamente tengo un exceso de autoestima que me hace incluso cosquillas en los pies y vivir en un extásis que debe ser parecido al de Santa Teresa con el misticismo. Me siento afortunada. Es posible que la Navidad todavía no haya envenenado mi mente.

Además, de vez en cuando hago milagros, una de ellos es la de escribir dejando patente mi mensaje entre líneas. Será que no tengo el coño para farolillos con tanto cínico suelto que me aflata y me atora como nunca antes me había pasado. Tendré que investigar el porqué otro día.

Un consejo para los aludidos de la última entrada:

"metanse el cinismo por el culo
seguramente les hara vibrar de placer
y asegurense de guardar sus secretos inconfesables
siempre a buen recaudo"
(La niña de las sombras)

Atención de aludidos: clavopuñalesdelosricos@hipocritasweb.com

Disfruten del show :)

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One Response to 'Teléfono de aludidos' [Parte II]

Pablo Bartolomé dijo...

voy a empezar a comentarte en cada entrada porque cada vez me gustan más, producto de nuestras mentes malvadas curtidas en los mejores campos de puñales de las tierras del norte jajajaja

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