Llevo dos días navegando entre maletas, una cabeza a rastras, el sueño abandonado y con el corazón a pleno rendimiento. Parece mentira pero mañana es 7 de septiembre y me siento muy Labordeta por mucha canción de Mecano que recuerde.
He perdido la cuenta de las veces que me he despertado o dormido pensando en México. Mi cerebro solo entiende de medidas y pesos homologados, billetes electrónicos, vacunas, desplazamientos de forma escalonada y despedidas.
Aquí empieza mi nueva odisea hasta llegar a Cuernavaca porque aventuras son todos mis viajes. La clave está en mantener la calma aunque el asa de la maleta acabe de saltar por los aires frente a la atónita mirada de quienes no han querido ayudarte. Sin duda, el peso de sus genitales debe rozar el de Gozilla seguramente.
Siempre he sido de la opinión de que los viajes son trifulcas en muchas ocasiones. Confieso ser una enamorada de estas cosas. Porque sí. Porque también soy muy fan del cine kinki con "El Vaquilla" y demás personajes. Esos si que eran genitales de tamaño Gozilla.
Por todo esto y más, os doy la bienvenida a esta nueva etapa de mi vida lejos de cualquier cosa conocida y donde la inmigrante es servidora.
Cargando misión... "México sin ardores, por favor".
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